Sábado 19 de febrero de 2022 – «Blanco deslumbrador»

Luis Ángel María Trujillo Alcalá, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Padre Santo, quiero atesorar tus palabras en mi corazón, quiero contemplar, escuchar y seguir a tu Hijo, cúbreme con la sombra de tu Espíritu y concedeme habitar siempre junto a ti. Amén.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 9, 2-13
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Éste es mi Hijo amado; escuchadlo». De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos». Le preguntaron: «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?». Les contestó él: «Elías vendrá primero y lo restablecerá todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido, y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito”.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El misterio de la transfiguración es una epifanía, es como si las compuertas celestes se abrieran por un momento para revelarle a los hombres la gloria y el plan divino. La Trinidad se hace misteriosamente sensible a tres hombres. El Padre hace escuchar su voz, el Hijo deja ver su luz y el Espíritu Santo les hace sentir su sombra.

Jesús se transfiguró delante de ellos, es decir, cambió de forma delante de ellos, quizá como una prefiguración de lo que sería su transubstanciación, es decir, su cambio de sustancia, en la Eucaristía. En la transfiguración sus vestidos se volvieron en un blanco deslumbrador, en la transubstanciación: su cuerpo, alma y divinidad se transforman en un blanco deslumbrador de amor en forma de pan.

Moisés y Elías aparecen para conversar con Jesús. La Ley y los profetas son como indicadores de un camino que lleva a la salvación. Moisés y Elías vivieron sus vidas terrenas siendo indicadores de un camino que no conocían personalmente. Es hasta este momento que la Ley, representada por Moisés, y los profetas, representados por Elías, se encuentran personalmente con Jesús: el camino, la verdad y la vida. La Ley y los profetas conversan con su razón de ser, culmen y meta.

El milagro puntual de la transfiguración, por muy extraordinario, es una prefiguración del maravilloso milagro de la presencia perenne de Dios en la Eucaristía.

Yo quiero subir todos los montes para estar con Jesús. Yo quiero hacer la experiencia de Pedro, y decir desde el fondo de mi corazón, ¡qué bien se está aquí! Yo quiero seguir el camino de la salvación y encontrarme con mi razón de ser, mi culmen y mi meta.

 

«Transformados por la presencia de Cristo y del ardor de su palabra, seremos signo concreto del amor vivificante de Dios para todos nuestros hermanos, especialmente para quien sufre, para los que se encuentran en soledad y abandono, para los enfermos y para la multitud de hombres y de mujeres que, en distintas partes del mundo, son humillados por la injusticia, la prepotencia y la violencia». (S.S. Francisco, Ángelus del 6 de agosto de 2017).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hacer una visita al Santísimo Sacramento o una comunión espiritual, donde agradezca el inmenso regalo de la presencia de Dios en la Eucaristía.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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