juzgar y justicia

Sábado 20 de julio de 2019 – Quiero misericordia y no sacrificio.

H. David Mauricio Sánchez Mejía, L.C.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por el don de mi vida, porque me permites cada día levantarme, ver la luz del sol y la sonrisa en el rostro de aquellos que amo. Aumenta mi fe para descubrirte en todo lo que me sucede. Aumenta mi esperanza para confiar en Ti en los momentos difíciles. Aumenta mi amor para ser tu testigo fiel ante mis hermanos los hombres.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 12, 14-21
En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Jesús para acabar con él. Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. Muchos lo siguieron y el curó a todos los enfermos y les mandó enérgicamente que no lo publicaran, para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías:
Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi Espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará, ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea, hasta que haga triunfar la justicia sobre la tierra; y en él pondrán todas las naciones su esperanza.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Juzgar a los demás puede ser bastante divertido. Ver como hablan, se visten y actúan. Es más, es imposible conocer a alguien sin emitir un juicio sobre esa persona. El problema no está en simplemente juzgar o no juzgar, el problema está en emitir juicios definitivos y absolutos creyendo que conocemos todas las razones por las cuales actúan así.
Este es el tipo de juicios que Jesús condena: el juicio de la persona que cree saberlo todo y ya no se deja sorprender por la bondad que hay en el otro. Y es que es muy difícil interactuar con otra persona cuando ya la hemos llenado de etiquetas, ya que, cuando nos acercamos a ella, estamos buscando signos que confirmen nuestro juicio.
Juzgando de esta manera nos volvemos miopes y simplemente vemos defectos o vemos sólo parte de lo que las personas a nuestro alrededor realmente son.

«Y Jesús nos dice una palabra muy fea, muy fea: “Si vais por este camino, sois unos hipócritas”. Es feo decir hipócrita: Jesús se lo decía a los fariseos, a los doctores de la Ley, que decían una cosa y hacían otra. Hipócrita. Hipócrita significa uno que tiene un doble pensamiento, un doble juicio: Uno lo dice abiertamente y otro a escondidas, con el que condena a los demás. Es tener una doble manera de pensar, una doble manera de dejarse ver. Se muestran como personas buenas y perfectas, y por debajo condenan. Por eso Jesús se escapa de esta hipocresía y nos aconseja: “Es mejor que mires tus defectos y dejes vivir en paz a los demás. No te metas en la vida de los demás: Mira la tuya”.»
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de marzo de 2019).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré el esfuerzo de no juzgar a nadie hoy, más bien veré la bondad que cada persona tiene.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Comparte: