cercanía con Dios

Sábado 20 de marzo de 2021 – Dios y mis estándares.

H. Francisco J. Posada, L.C.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Te pido, Señor, que me des la gracia de reconocer el tiempo de tu llegada a mi vida; no quiero tener miedo de reconocerte cómo eres y no quiero que me importen más las opiniones de los demás o las circunstancias. Dame la gracia de ser lo suficientemente valiente para aceptarte en mi vida.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 7, 40-53

En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir: “Éste es verdaderamente el profeta”. Otros afirmaban: “Éste es el Mesías”. Otros, en cambio, decían: “¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?”. Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de él, pero nadie le puso la mano encima.

Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: “¿Por qué no lo han traído?”. Ellos respondieron: “Nadie ha hablado nunca como ese hombre”. Los fariseos les replicaron: “¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por él? ¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita”.

Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo: “¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?”. Ellos le replicaron: “¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta”. Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

A la pregunta sobre la identidad de Jesús podemos responder de diversas formas dependiendo mucho de nuestra experiencia con Él. Otro elemento que influye en la concepción que tenemos de Dios son nuestras experiencias pasadas; así es como las personas que se preguntaban quién era Jesús recurrían al conocimiento que tenían de Dios y cómo se les había transmitido el mensaje de este.

Por todo el alboroto que Jesús provocaba se convirtió en blanco de las autoridades religiosas de su tiempo, pero los guardias lo respetaron porque encontraron algo especial en Él, algo misterioso, además de que la gente encontraba en Él a alguien que tenía un don. En pocas palabras, estaba cerca de Dios y esta cercanía se palpaba. A fin de cuentas, lo que todo hombre busca, a veces sin percatarse, es la cercanía con Dios, la cual es, en específico, encontrar la paz interior, algo que en nuestra sociedad contemporánea está muy de moda. Y creo que la respuesta cristiana de frente a esta inquietud humana es la libre capacidad para obrar el bien ajeno, así se consigue la paz interna y en esto consiste.

El Evangelio de hoy concluye con la entrada de Nicodemo a la escena de las autoridades religiosas quienes, por el hecho de estar tan apegados a las reglas, no podían ver lo que Jesús era de verdad. Nicodemo, quien dejó que el Espíritu Santo entrara en su vida reconocía el don que tenía este galileo llamado Jesús; más allá de la ley y su cumplimiento pudo ver a la persona y descubrir eso que trasciende todo código o ámbito.

 

«“Y cada uno regresó a su casa”: después de la discusión y todo esto, cada uno volvió a sus convicciones. Hay una ruptura en el pueblo: el pueblo que sigue a Jesús lo escucha —no se da cuenta de cuánto tiempo pasa escuchándolo, porque la Palabra de Jesús entra en sus corazones— y el grupo de doctores de la Ley que a priori rechazan a Jesús porque no obra según la ley, según ellos. Son dos grupos de personas. El pueblo que ama a Jesús, lo sigue y el grupo de intelectuales de la Ley, los líderes de Israel, los líderes del pueblo. Se ve claramente cuando “los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y éstos les preguntaron: “¿Por qué no lo habéis traído?”, y respondieron los guardias: “Nunca un hombre ha hablado así”. Pero los fariseos les respondieron: “¿Vosotros también os habéis dejado engañar? ¿Acaso ha creído en él algún líder de los fariseos? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos”. Este grupo de doctores de la Ley, la élite, siente desprecio por Jesús. Pero también, desprecian al pueblo, “esa gente”, que es ignorante, que no sabe nada. El santo pueblo fiel de Dios cree en Jesús, lo sigue, y este pequeño grupo de élite, los Doctores de la Ley, se separa del pueblo y no recibe a Jesús. ¿Pero cómo es posible, si estos eran ilustres, inteligentes, habían estudiado? Tenían un gran defecto: habían perdido la memoria de su pertenencia a un pueblo.»

(Homilía de S.S. Francisco, 28 de marzo de 2020).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Buscar un libro sobre la vida de Cristo y leer una parte.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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