el gran regalo del amor de Cristo

Sábado 21 de julio de 2018 – El gran regalo.

H. José Romero, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, concédeme poder ver tu amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 12, 14-21
En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Jesús para acabar con él. Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. Muchos lo siguieron y él curó a todos los enfermos y les mandó enérgicamente que no lo publicaran, para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías:
Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi Espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea, hasta que haga triunfar la justicia sobre la tierra; y en él pondrán todas las naciones su esperanza.

Palabra de Dios.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En mis cumpleaños, mi familia siempre me regalaba cosas y siempre picábamos una torta. Pero un año, en especial, por algunos problemas familiares nada de esto pasó ¿Cómo fue mi cumpleaños? ¡Genial! Porque lo que me importaba era el amor de mi familia, el más grande de todos los regalos
Y el amor es la razón principal por la cual Jesús les mandó, a los que curó, no decir anda. Muchos de nosotros podemos pensar que era para que no lo mataran, pero es mucho más difícil que a uno lo maten cuando todos te siguen para que los cures. La intención real de Jesús era que todo aquél que quisiera seguirlo fuera, no por sus regalos, sino por el gran regalo, el amor de Dios.
El único regalo que debemos buscar es el regalo del amor, los demás regalos no son necesarios; no digo que sean malos, pero sólo serán buenos en la medida que muestren el amor. Y es lo que hace Dios en toda nuestra vida, lo que nos regala, sea bendición o cruz, es para darnos el gran regalo, el Amor. Porque Dios no es una gallinita de oro o un hospital de buena calidad gratuito. Dios es la persona que nos ama. Aquél que nos ha dado todo, no para vivir bien, sino porque nos ha amado desde siempre.
¿Cómo podemos responder? Recibiéndolo; recibir con amor el gran regalo sin interesarme de qué está acompañado porque lo que importa solamente es el amor de Dios. Pidamos al Señor que tengamos las manos vacías de regalos inútiles para poder recibir su amor, el mayor regalo en nuestra vida.

«Nos hace bien recordar que nuestras vocaciones son una llamada de amor para amar, para servir. No para sacar tajada para nosotros mismos. ¡Si el Señor se enamoró de ustedes y los eligió, no fue por ser más numerosos que los demás, pues son el pueblo más pequeño, sino por amor! Así le dice el Deuteronomio al pueblo de Israel. No te la creas, no son el pueblo más importante, son de lo peorcito, pero se enamoró de ese, y bueno, qué quieren, tiene mal gusto el Señor, pero se enamoró de ese… Amor de entrañas, amor de misericordia que mueve nuestras entrañas para ir a servir a otros al estilo de Jesucristo. No al estilo de los fariseos, de los saduceos, de los doctores de la ley, de los zelotes, no, no, esos buscaban su gloria.»
(Discurso de S.S. Francisco, 20 de enero de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Valorar sobre todas las cosas el amor de Dios y el de mi familia.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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