Sábado 25 de diciembre de 2021 – «Dame un motivo para vivir»
Edgar Maldonado, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Padre mío, Tú llamaste todas las cosas por su nombre y la creación entera, sin vacilar, fue moldeada según tu palabra, según el nombre que le diste. Di mi nombre, Padre, revélame mi identidad, di mi nombre y dedicaré el resto de mis días a modelar mi vida según tu Palabra.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18
En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz]. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: ‘El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo’”. Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer].
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¡Feliz navidad! San Pablo nos pide alegrarnos en el Señor, hoy nos ha nacido un niño, hoy ha nacido la vida; la Virgen dio a luz a la Luz. Contemplando a la sagrada familia nos damos cuenta de lo difícil que es preparar un sitio para el niño Jesús. Si para María y José fue todo un reto darle al Hijo de Dios una gruta en Belén, después de dos mil años sigue siendo igual de complicado preparar un lugar al Hijo de Dios en nuestras grutas interiores, nuestros corazones.
¿Cómo hacemos para preparar un sitio al Hijo de Dios? Lo primero es esto, los verdaderos adoradores del Padre, adorarán al Señor en Espíritu y en Verdad, sin dobles caras ni medias tintas. Cuando rendimos culto al verdadero Dios, al Padre, toda nuestra persona está involucrada en la adoración de un Padre tan tierno y amoroso que no ha dudado en darnos todo, incluso a su propio Hijo. Tradicionalmente se nos ha dicho que el nacimiento de Cristo sucedió de noche, pues bien, escuchemos atentamente la voz del Señor en medio de la noche de nuestro corazón. Dejémonos tocar e interpelar por la Palabra de Dios cuando sea leída por ti o por alguien más. Escucha al Señor pronunciar tu nombre
«¿Pero, qué significa este para nosotros? Que el Hijo de Dios, el bendito por naturaleza, viene a hacernos hijos bendecidos por gracia. Sí, Dios viene al mundo como hijo para hacernos hijos de Dios. ¡Qué regalo tan maravilloso! Hoy Dios nos asombra y nos dice a cada uno: “Tú eres una maravilla”. Hermana, hermano, no te desanimes. ¿Estás tentado de sentirte fuera de lugar? Dios te dice: “No, ¡tú eres mi hijo!”. ¿Tienes la sensación de no lograrlo, miedo de no estar a la altura, temor de no salir del túnel de la prueba? Dios te dice: “Ten valor, yo estoy contigo”. No te lo dice con palabras, sino haciéndote hijo como tú y por ti, para recordarte cuál es el punto de partida para que empieces de nuevo: reconocerte como hijo de Dios, como hija de Dios. Este es el punto de partida para cualquier nuevo nacimiento. Este es el corazón indestructible de nuestra esperanza, el núcleo candente que sostiene la existencia: más allá de nuestras cualidades y de nuestros defectos, más fuerte que las heridas y los fracasos del pasado, que los miedos y la preocupación por el futuro, se encuentra esta verdad: somos hijos amados. Y el amor de Dios por nosotros no depende y no dependerá nunca de nosotros: es amor gratuito. Esta noche no tiene otra explicación: sólo la gracia. Todo es gracia. El don es gratuito, sin ningún mérito de nuestra parte, pura gracia». (S.S. Francisco, Homilía del 24 de diciembre de 2021).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Señor, tú sabes lo duro que puede ser la vida, a veces me he sentido abandonado, olvidado; he llegado a sentirme tan solo… cuando he pensado que no hay nada de especial aquí en esta tierra, tú has venido a acompañarme y me motivas a seguir luchando. Vivir es tan bello, hay tanto por hacer, tanto por amar; te pido, sé tú el amor de mi vida. Sé tú mi motivo para vivir… háblame, di mi nombre.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Responder a estas preguntas y llevar mis respuestas al sagrario:
¿Qué motivo tengo para amar a Dios?
¿Qué motivo tengo para amar al prójimo?
¿Qué motivo tengo para amarme a mí mismo?
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.