santos inocentes

Sábado 28 de diciembre de 2019 – Hacer de la Voluntad de Dios el camino hacia la eternidad.

Santos inocentes, mártires

H. Juan Diego Ballesteros, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, creo en Ti por la fe que infundiste en mi alma el día de mi bautismo, aumenta mi fe. Confío en Ti, Dios mío, puesto que contigo todo lo puedo y sin ti no soy capaz de nada, aumenta mi confianza. Te amo, Amor de mi alma, puesto que solo a Ti debo amarte con todo mi corazón, alma y fuerzas, aumenta mi amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-18
Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto.  Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió a Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado.
Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quieren que la consuelen, porque ya están muertos.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Dios tiene muchas maneras de comunicarse con el hombre, a través de los sueños, acontecimientos, palabras de parte de otra persona, lecturas etc., pero la manera más común y patente es a través de la conciencia. La conciencia es donde se da el encuentro sumamente amoroso entre el Maestro, Jesús, y el discípulo, yo. Encuentro de formación, de aprendizaje en el amor.
Es en la conciencia donde descubrimos el querer de Dios, su Santísima Voluntad en nuestras vidas, donde escuchamos la melodiosa voz de aquel que tanto ha hecho por nosotros y que pide de nosotros algo, que mendiga nuestro amor.
La obediencia a este plan de Dios sobre nosotros es lo que verdaderamente nos hará felices, puesto que la felicidad consiste en amar y ser amados, y eso es a lo único que Dios pide de nosotros: Recibir su infinito amor y amarlo con nuestro pobre amor.
Esta obediencia, en muchísimas ocasiones, puede resultar difícil, compleja, e inclusive indeseada, pero es aquí donde verdaderamente demostramos nuestro amor, nuestra confianza total y nuestro abandono sin reservas en las manos de nuestro Dios y Señor, sabiendo que Él siempre está actuando cosas buenas y provechosas a pesar de nuestros errores, defectos, pecados.
Pero ¡cuánto nos hace sufrir y hace sufrir a las personas de nuestro alrededor el ser desobedientes a esta voz interior de Dios en nuestra conciencia!
Hemos sido creados para ser felices en cierta medida en esta vida, y plenamente en el Reino de los Cielos.

«El Evangelio de este día concluye diciendo que los magos, una vez que encontraron a Jesús, “se retiraron a su tierra por otro camino”. Otro camino, distinto al de Herodes. Un camino alternativo al mundo, como el que han recorrido todos los que en Navidad están con Jesús: María y José, los pastores. Ellos, como los magos, han dejado sus casas y se han convertido en peregrinos por los caminos de Dios. Porque solo quien deja los propios afectos mundanos para ponerse en camino encuentra el misterio de Dios.»
(Homilía de S.S. Francisco, 6 de enero de 2019).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy seré dócil y haré, aunque sea uno de aquellos actos, que Dios me inspire en mi conciencia a hacer.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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