llamado a ser pescadores

Sábado 30 de noviembre de 2019 – El encuentro y el llamado.

San Andrés, apóstol

H. Francisco J. Posada, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que pueda reconocer cuando Tú me hablas; te pido la gracia de tener la fortaleza para seguir tu camino.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22
Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme y los haré pescadores de hombres». Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús sale al encuentro de dos grupos de hermanos, Él primero los vio y después los llamó. La mirada de Jesús es algo especial porque Él sabía llegar al corazón, ya desde un inicio, y los preparaba para la llamada. La invitación que Cristo les propone es una nueva misión, algo que seguramente no habían escuchado antes, que puede ser interpretada como una vocación al sacerdocio o a la vida religiosa, o también a la vida laical, porque Cristo les dice que serán pescadores de hombres, o sea, seguirán haciendo lo que ya saben hacer, pero ahora será de un modo diverso. Así es como Jesús nos extiende la invitación a hacer nuestro trabajo, nuestras actividades en la escuela, en nuestras relaciones familiares, etc., de un nuevo modo, así como lo haría Jesús. Porque Cristo la mayoría de las veces no nos pide hacer grandes cosas sino hacer las cosas ordinarias extraordinarias.

Cristo sale al encuentro de personas que están reunidas, que en este caso es una unión de sangre, pero también puede ser por otros motivos. Dios, en su plan providente, nos reúne con otras personas, nuestra familia, compañeros en la escuela o trabajo, por una razón, y es parte de nuestra misión descubrir el porqué.

La última cosa que nos dice el Evangelio es el seguir a Cristo porque su invitación y acción en nuestras vidas nunca es sólo estática, sino que nos impulsa a hacer algo por Él. El decirle sí a Cristo implica dejarse formar por Él para convertirse en lo que quiere que seamos.

«Jesús invitó a los hermanos Andrés y Pedro a abandonar las redes para convertirse en pescadores de hombres. La llamada de uno de ellos no está completa sin la de su hermano. Hoy queremos elevar, los unos junto a los otros, desde el corazón de este país, la oración del Padrenuestro. En ella está contenida nuestra identidad de hijos y, hoy de manera particular, de hermanos que rezan uno al lado del otro. La oración del Padrenuestro contiene la certeza de la promesa hecha por Jesús a sus discípulos: “No os dejaré huérfanos”, y nos brinda la confianza para recibir y acoger el don del hermano.»
(Homilía de S.S. Francisco, 31 de mayo de 2019).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Preguntarle a Cristo qué es lo que quiere de mí.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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