compasión

Sábado 6 de febrero de 2021 – La compasión de Jesús.

Santos Pablo Miki y compañeros, mártires

H. Leonardo Garzón, L.C.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, te invito a mi vida para que tenga ese descanso que solo Tú puedes dar.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 6, 30-34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”. Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.

 

Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.

 

Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús se compadece dos veces en el Evangelio de hoy. Con los discípulos y con la multitud que lo necesitaba. Primero ve que están cansados los discípulos y quiere darles un momento para ellos, pero también reconoce que el cristiano necesita la presencia de Dios para descansar, le recarga de fuerzas como si fuese su batería. La presencia de Dios nos renueva.

En un segundo momento, Jesús ve la multitud y se compadece porque ve que van como ovejas en busca de pastor. Quieren un guía, aunque algunas no lo admitan. Jesús quiere ser su pastor estando cerca de ellas y que sepan que pueden contar con Él. Su cercanía les da seguridad como la vara de un pastor que protege a sus ovejas hasta la muerte.

En muchas otras ocasiones Jesús se conmueve, dos momentos de compasión son especiales. Aquel cuando está fuera de la tumba de Lázaro y cuando en la figura del padre encuentra al hijo pródigo. Estos dos momentos muestran de qué está hecho el corazón de Jesús. Un primer momento nos muestra que el amor que le tiene a Lázaro, su amigo y me viene a la mente pensar, y ¿quién no quisiera un amigo como Jesús? Y no solamente porque lo resucita, sino por el amor que le demuestra, aun en el lecho de muerte está ahí.

Recemos mucho por todas las personas que están sufriendo en este tiempo de pandemia y por las otras que les toca acompañarlos en su dolor. El segundo escenario es el del hijo pródigo donde su padre se conmueve al ver que su querido hijo regresa, no le cobra las cuentas, sino que le perdona todo porque es su hijo. Y tú, ¿crees que Dios te pueda perdonar todo lo que has hecho?

 

 

«En estos momentos difíciles me viene en mente el pasaje del Evangelio de Marcos, en los que relata cómo los apóstoles al regresar de la misión, a la que Jesús los había enviado, volvieron a reunirse con Él. Le contaron todo lo que habían hecho, todo lo que habían enseñado. Luego, Jesús los invitó a irse, solos con Él, a un lugar desierto a descansar un poco. Nuestro ser Pastores de la Iglesia, también en el contexto actual, nos pide actuar de esta manera. No podemos actuar solos, aislados, autosuficientes, con agendas encubiertas. Es indispensable que volvamos siempre a Jesús, que nos reunamos en fraternidad sacramental, para contarle y contarnos entre nosotros “todo lo que hemos hecho y enseñado”, con la convicción de que no es obra nuestra sino de Dios. Él es quien nos salva, nosotros sólo somos instrumentos en sus manos.»

(Video mensaje de S.S. Francisco, al clero de Venezuela, 20 de enero de 2020).

 

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Pedir de manera especial por una persona enferma que conozca.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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