Sábado 6 de julio de 2019 – Yo hago nuevas todas las cosas.
H. Adrián Olvera, L.C,
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, renueva mi amor por Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-17
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?”. Jesús les respondió: “¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces si ayunarán.
Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la rotura. Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Yo hago nuevas todas las cosas (Apocalipsis 21,5) -dice Jesús.
Jesús no cambia la ley…, más bien la transforma. Los fariseos y los discípulos de Juan no saben cómo reaccionar ante «el cumplimiento erróneo» de la ley de los discípulos de Jesús. Ellos han hecho de la ley una rutina que simplemente hay que seguir, sin indagar en la razón de dicha ley.
Sin embargo, Jesús les dice: el vino nuevo se echa en odres nuevos. Es decir, la nueva ley, la ley verdadera, tiene que entrar en corazones nuevos, no en corazones arrutinados.
La rutina de la ley no les dejaba ver a los fariseos que el Novio estaba sentado entre ellos, que el Mesías platicaba con ellos, que Dios aparecía en sus vidas y que, por lo tanto, no tenían porqué ayunar.
Es posible que nosotros caigamos en la misma actitud de los fariseos. Que Dios simplemente quiera estar con nosotros, quiera que seamos partícipes de sus maravillas… y nosotros estemos más atentos a cómo le correspondemos, si estamos haciendo bien las cosas o no…es decir, que nos fijemos más en el cómo estoy ayunando, más que en por quién estoy ayunando.
Necesitamos renovar nuestro corazón, necesitamos renovar nuestro amor a Dios, sabiendo que Él siempre hace nuevas todas las cosas.
«El estilo cristiano es el de las Bienaventuranzas: mansedumbre, humildad, paciencia ante los sufrimientos, amor por la justicia, capacidad de soportar las persecuciones, no juzgar a los demás… Y ese es el espíritu cristiano, el estilo cristiano. Si tú quieres saber cómo es el estilo cristiano, para no caer en este estilo acusatorio, en el estilo mundano y en el estilo egoísta, lee las Bienaventuranzas. Y éste es nuestro estilo, las Bienaventuranzas son los odres nuevos, son el camino para llegar. Para ser un buen cristiano se debe tener la capacidad de rezar el Credo con el corazón, pero también de rezar el Padrenuestro con el corazón.»
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de enero de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pediré la intercesión de María para que Jesús me conceda un corazón renovado en el Amor para vivir las bienaventuranzas.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.