Sábado 9 de julio  - Experiencia y convicción del amor de Dios.

Sábado 9 de julio  – Experiencia y convicción del amor de Dios.

H. Javier Castellanos, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Creo, Señor, en tu amor por mí, pero aumenta y fortalece mi fe. Espero en tu promesa y en tu ayuda, pero haz más firme mi esperanza. Te amo porque eres mi Padre, y porque tu Hijo Jesucristo me ha amado hasta el extremo. Concédeme un amor creciente, cada vez más vivo, más auténtico; un amor que sea testimonio ante los demás, para que otros muchos experimenten tu Amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 10, 24-33

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «El discípulo no es más que el maestro, ni el criado más que su señor. Si al señor de la casa lo han llamado Satanás, ¡qué no dirán de sus servidores!

No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les diga al oído, pregónenlo desde las azoteas.

No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.

¿No es verdad que se venden dos pajaritos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no le permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.

A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Cristo es claro cuando nos invita a seguirlo: el camino será difícil y habrá persecución. Con el bautismo nos hemos incorporado a su ejército y hemos entrado en una batalla donde sólo los valientes sobreviven.

La batalla consiste en defender una convicción clara: el amor infinito de Dios. Se trata de ser hijos fieles, de aferrarse a la única Roca segura, de impedir que el miedo nos aparte del Padre. Será difícil, es cierto, pero la vida y la paz auténticas nacen de saberse amados por Dios.

¿Cuál es el mayor peligro en esta batalla? ¿No es acaso el miedo mismo? Especialmente el temor al mundo. Ese respeto humano que olvida la proporción entre lo que pueden hacer los hombres y lo que hace Dios. La primera derrota es dudar del poder del amor divino, olvidar que Dios está a nuestro favor.

Además, sabemos que Cristo ha vencido ya la guerra. Él ha luchado el primero, dando testimonio del Padre ente el mundo. Incluso hasta llegar a la cruz. Pero una vez resucitado, nos espera y nos anima para dar el mismo testimonio, y así un día poder estar con Él junto al Padre.

Confiemos en el Padre, pidámosle su ayuda en nuestra batalla de cada día. Él ciertamente nos quiere dar su gracia. ¡Él nunca abandona a sus hijos!

«La espiritualidad del miembro del Regnum Christi parte de una experiencia y una convicción profundas: el amor eterno de Dios.» (MMRC 69)

 (Mensaje para la XXXI Jornada Mundial de la Juventud, S.S. Francisco, 28 de septiembre  de 2015).

«¡Él [Cristo] se fía de ustedes y cuenta con ustedes! Tiene tantas cosas importantes que decirle a cada uno y cada una de ustedes… No tengan miedo de contemplar sus ojos llenos de amor infinito hacia ustedes y déjense tocar por su mirada misericordiosa, dispuesta a perdonar cada uno de sus pecados, una mirada que es capaz de cambiar la vida de ustedes y de sanar sus almas, una mirada que sacia la profunda sed que demora en sus corazones jóvenes: sed de amor, de paz, de alegría y de auténtica felicidad. ¡Vayan a Él y no tengan miedo! Vengan para decirle desde lo más profundo de sus corazones: “¡Jesús, confío en Ti!”.»

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Rezar un misterio del rosario por los cristianos perseguidos a causa de su fe.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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