«Una auténtica experiencia de Cristo»
Peregrinación del Programa de colaboradores
Del 31 de diciembre del 2017 al 15 de enero del presente se llevó a cabo la peregrinación del Programa de colaboradores con 13 participantes. El P. Manuel Reyes, L.C. estuvo a cargo del grupo. El punto de reunión fue la Ciudad de México y desde ahí volaron a Tierra Santa donde estuvieron 5 días completos.
En la primera etapa del viaje visitaron los principales lugares santos en Jerusalén, Belén, Galilea, Nazareth y Caná. Fueron días que se vivieron con un profundo sentido de peregrinación y reflexión. Al final de cada día, los colaboradores tenían una mesa redonda donde cada uno podía ir compartiendo la propia experiencia.
El 6 de enero el grupo voló hacia Italia para comenzar la segunda etapa de la peregrinación. Se visitaron varias ciudades como Orvietto, Siena, Florencia, Asís y Roma. En Roma pudieron visitar las basílicas mayores, participar en la audiencia general del Papa, donde algunos lo saludaron personalmente, también conocieron la Dirección General, el Mater Ecclesiae -donde se hospedaron-, la casa de los laicos consagrados donde cenaron la última noche y tuvieron la mesa redonda conclusiva.
José Eduardo Peart compartió su experiencia: “El viaje fue muy diferente a cualquier otro que haya hecho con mi familia o amigos. Se sentía un ambiente distinto, especial. Nos dimos cuenta de que veíamos las cosas no como turistas sino como peregrinos. La vida de oración nos ayudó a valorar las cosas, a apreciar el arte con ojos de fe. Se vivió una gran amistad entre los colaboradores, mucha convivencia y mucha reflexión juntos.
La gente que nos veía notaba algo distinto en nosotros. Probablemente ni siquiera conocen el programa de colaboradores, sin embargo, la manera en la que vivimos debe dar testimonio de algo distinto. No es imposible seguir con una vida cristiana después de nuestra vida de colaborador”.
“La peregrinación fue una oportunidad para conocer más a Cristo porque nunca había tenido la gracia de ir al lugar donde sucedió todo, a Tierra Santa. Es una experiencia inolvidable y sumamente espiritual, porque estuvimos donde todo pasó: donde nació, creció y murió por amor a nosotros. Es algo que nunca voy a olvidar y lo tendré siempre conmigo. La mejor experiencia que me llevo de Tierra Santa es la misa en la Iglesia del Santo Sepulcro. Es increíble ver y contemplar dónde murió y fue sepultado. Italia fue otra gran experiencia y un poco diferente, porque pude contemplar a Cristo a través del arte. Es impresionante cómo el arte puede mostrar diferentes caras de Cristo. Fue una experiencia increíble que repetiría sin pensarlo, en la cual viví una experiencia de Cristo auténtica y de una manera diferente”. Maximilano Ramos