Una vida de entrega a Dios
60° aniversario sacerdotal de Mons. Jorge Bernal, L.C.
“Todo lo que tengo es lo que Dios me ha permitido y ha tenido misericordia de mí” Mons. Jorge Bernal, L.C.
El pasado 15 de septiembre se llevó a cabo en la catedral del Sagrado Corazón, en Chetumal, la ceremonia de agradecimiento por el 60° aniversario sacerdotal de Mons. Jorge Bernal Vargas, L.C., Obispo Emérito de la Prelatura Cancún Chetumal.
A la ceremonia asistieron sacerdotes legionarios de Cristo, que lo han acompañado a lo largo de su ministerio.
En 1929, en Tepeyahualco, municipio de Tlaxco, Tlaxcala, nació Jorge Bernal Vargas. A temprana edad responde al llamado vocacional de formarse como sacerdote e inicia su camino con gran esperanza y confianza de servir a Dios y a la Iglesia.
Mons. Bernal fue el primer legionario de Cristo que llegaba al sacerdocio después de haber recorrido todas las etapas de formación dentro de la congregación. Desde que entró al centro vocacional hasta su ordenación, transcurrieron 16 años: ingresó a la escuela apostólica de Tlalpan en 1941, hizo su noviciado en México y España durante los años 1946 y 1947, cursó los estudios de humanidades en la Universidad de Comillas (España) de 1948 a 1950, y los de filosofía y teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma de 1950 a 1957.
El 16 de julio de 1970, el Papa Pablo VI designó al entonces P. Jorge Bernal, L.C., como administrador apostólico de la recién creada prelatura de Chetumal. Tres años más tarde, el 7 de diciembre de 1973, el Santo Padre lo nombró obispo prelado de Cancún Chetumal, cargo que ocupó hasta 2004 cuando Mons. Pedro Pablo Elizondo, L.C., fue nombrado prelado.
Mons. Jorge Bernal, L.C. siempre reafirmó su amor a Cristo, al Sagrado Corazón de Jesús y a la Virgen de los Dolores, renovando en cada momento su deseo inicial de responder al llamado con sencillez.
Aunque han pasado muchos años desde que dejó su tierra natal, en su rostro muestra la sencillez de vida y el camino de una vida sacerdotal de entrega a la misión confiada.
Es por ello que en esta ocasión se reconoce su compromiso, la grandeza de su labor y su fidelidad a la tierra encomendada.