Viernes 1 de marzo de 2019 – El éxito del amor.
H. Alexis Montiel, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, concédeme la gracia de comprender con el corazón cuanto Tú me pides.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 1-12
En aquel tiempo, se fue Jesús al territorio de Judea y Transjordania, y de nuevo se le fue acercando la gente; él los estuvo enseñando, como era su costumbre. Se acercaron también unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?”.
El les respondió: “¿Qué les prescribió Moisés?” Ellos contestaron: “Moisés nos permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de divorcio a la esposa”. Jesús les dijo: “Moisés prescribió esto, debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”.
Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les dijo: “Si uno se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio”,
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Platicando con muchas parejas que tuvieron que rehacer sus vidas después de darse cuenta de que la persona con la que se habían casado no era como ellos pensaban, encuentro cómo realmente la gente tiene una profunda sed de Dios y muchas veces no pueden acercarse a Él por encontrarse en un estado de irregularidad. Y me pregunto, ¿qué no sería mejor que simplemente se olvidase lo que sucedió y recomenzarán sus vidas?
El hombre busca ardientemente el éxito, es parte de su naturaleza; busca siempre tener lo mejor, ¿eso es bueno? Depende que entendemos por mejor. Hay muchas cosas que se quieren poner en el primer lugar, los juegos, las pasiones, los vicios, los caprichos… pero el mismo Cristo nos dice qué es lo mejor: el amor. Es por eso que el divorcio está en contra de la naturaleza de la persona, porque es un fracaso en aquello que se encuentra en el mayor puesto, es un fracaso en el amor.
Entonces, ¿todos los que se han divorciado son unos fracasados? No, fracasado es el que se cae y se rinde. Me dio un gran ejemplo una señora que se separó de su marido, reconoció que cometieron muchos errores y ninguno los quiso aceptar, pero no dejó de amar; y me sorprende ver cómo hoy le enseña a su hija a amar con un amor auténtico. Podemos pensar que es mucha hipocresía de quien tuvo una caída en el amor y quiere enseñar a amar; pero la verdad es que después de escuchar lo que fue para ella ser mamá, me doy cuenta de que realmente es capaz de enseñar el amor.
Señor, acoge a todos tus hijos que no hemos sabido cómo amar realmente y que muchas veces queremos juzgar, en el amor, a aquellos que más amor necesitan.
«No es fácil avanzar en la vida matrimonial, en la vida familiar, porque hay tantos problemas, pero cuando se logra avanzar y no cae en el fallo, ¡cuánta belleza! La primera lectura nos habló de paciencia: quizás la virtud más importante en la pareja, tanto del hombre como de la mujer, es la paciencia. Monseñor Assunto Scotti, que trabaja aquí conmigo, a menudo me dice: “se necesita paciencia”. A menudo me lo repite. Sí, se necesita paciencia para continuar un matrimonio. Se necesita paciencia. Pero es la paciencia lo que mantiene esta imagen y semejanza de Dios. Los invitó a rezar al Señor para que le dé a la Iglesia y a la sociedad una conciencia más profunda y hermosa del matrimonio, para que todos podamos comprender y contemplar que en el matrimonio está la imagen y la semejanza de Dios.»
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de mayo de 2018, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Preguntarme, según mi estado de vida, si busco a alguien a quien amar por amor, si amo con mayor fuerza a la persona con quien ya estoy comprometido o si me faltó amor en caso de haber sufrido un «fracaso» en el amor; y pedir la gracia a Jesús para que Él me enseñe a amar como quiere que ame.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.