Viernes 18 de junio de 2021 – Atrévete a experimentar el amor.
H. Luis Alejandro Huesca Cantú, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
¡Señor Jesús! Ven a mi corazón para que seas mi único tesoro.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 6, 19-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón.
Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!”
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Alguna vez has caminado sobre la arena de la playa? Sin duda alguna, para la mayoría de nosotros, es una experiencia que no vivimos todos los días. A cada paso vamos dejando una huella, sintiendo como los pequeños granos de arena entran entre nuestros dedos. Sin embargo, al lanzar la mirada hacia atrás, vemos como las olas del mar van desvaneciendo poco a poco esas huellas. En el Evangelio de hoy, Jesús nos recuerda esto: podemos dejar huella en las cosas materiales de este mundo, pero al final se desvanece lo material: el dinero, la riqueza, la fama.
Y ahora surge la pregunta: «¿Y qué queda?» La respuesta es más simple de lo que podemos imaginar: Sólo el amor es lo que permanece. Es curioso que muchas horas de nuestro día nos la pasamos pensando en escalar nosotros mismos, pero cuando llegamos a la cima de la montaña, nos decimos: «¿Y ahora qué? ¡No estoy lleno todavía!»
Pero este no es el fin. Hay algo en nuestra vida que no es tangible, que no lo podemos tocar, pero que nos hace plenamente felices: el AMOR. Dar y recibir amor es lo que nos llena el corazón. El amor es tomar el cincel de las pequeñas obras y dejar una marca para siempre, no aquí en la tierra, sino en el cielo. Ahí el tiempo no existe y siempre permanece lo que hacemos. ¡Átrévete a experimentar el amor! ¡Átrévete a escribir con la pluma de la caridad palabras y gestos que no se borran!
«Hay una frase del Evangelio que puede ayudar a cualquiera, incluso a los que no creen, a orientar sus decisiones. Jesús dice: “Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”. ¿Dónde está nuestro tesoro, el tesoro de nuestra sociedad? ¿En los hijos o en las finanzas? ¿Qué nos atrae, la familia o la facturación? Hay que tener el valor de elegir lo que más nos importa, porque allí es donde se atará el corazón. La valentía de elegir la vida es creativa, porque no acumula ni multiplica lo que ya existe, sino que se abre a la novedad, a las sorpresas: toda vida humana es una verdadera novedad, que no conoce un antes y un después en la historia. Todos hemos recibido este don irrepetible, y los talentos que tenemos sirven para transmitir, de generación en generación, el primer don de Dios, el don de la vida.»
(Discurso de S.S. Francisco, 14 de mayo de 2021).«.» (Homilía de S.S. Francisco, de 201).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer un pequeño sacrificio en la comida y ayudar a recoger la mesa
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.