frutos abre mi corazón

Viernes 2 de marzo de 2018 – Cristo al centro.

H. Javier Castellanos, L.C.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

«¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, hagan conocer entre los pueblos sus proezas; canten al Señor con instrumentos musicales, pregonen todas sus maravillas!
¡Gloríense en su santo Nombre, alégrense los que buscan al Señor!
¡Recurran al Señor, busquen constantemente su rostro; recuerden las maravillas que Él obró, sus portentos y los juicios de su boca!» (Del Salmo 105)

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 21, 33-43. 45-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegando el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora díganme: Cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores? Ellos le respondieron: Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”.
Entonces Jesús les dijo: ¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable? Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos.

Al oír estas palabras, los sumos sacerdotes y los fariseos comprendieron que Jesús las decía por ellos y quisieron aprehenderlo, pero tuvieron miedo a la multitud, pues era tenido por un profeta.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús «era tenido por un profeta». Sus palabras no sólo llevaban autoridad y sabiduría; hay algo en ellas que abre los ojos a un horizonte «profético». Nos habla de los proyectos de Dios.
Miremos por un momento desde la perspectiva de Dios: Él es el viñador que sueña con una tierra fecunda. Trabaja día tras día, con sudor, con calores, con cansancios para preparar el campo. Siembra con gran ilusión cada una de las vides, las protege de plagas, les proporciona el agua que necesitan, y espera algún día verlas llenas de vida y de frutos.
Pero esta parábola tiene también un lado trágico. Los trabajadores, por un lado, tienen un corazón encerrado en sí mismos. Ellos sólo buscan una buena ganancia, llevarse algo de la vendimia, y si pueden, incluso la herencia de aquel viñador. Por otro lado, vemos también a los fariseos y sumos sacerdotes que no reconocen en estas palabras el mensaje de lo que Dios ve en sus elegidos. Su corazón está cerrado por el odio, y ya no distingue ni siquiera una historia de amor.
Jesús, sin embargo, era aún más que un profeta. Él es el heredero de la viña, aquél que murió en manos de los que tenían un corazón cerrado. Más aún; en la realidad, Él mismo ofrece su vida justamente por los de corazón duro: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». Para conquistarnos, Él lo da todo. Todo. No pensó siquiera en salvar su vida; ¿cómo podremos pagar un amor tan grande? Pero esto sólo lo ven quienes tienen el corazón abierto.

«Hay solo un impedimento frente a la voluntad tenaz y tierna de Dios: nuestra arrogancia y nuestra presunción, ¡que se convierte en ocasiones en violencia! Frente a estas actitudes y donde no se producen frutos, la palabra de Dios conserva todo su poder de reproche y advertencia: “se os quitará el reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos”. La urgencia de responder con frutos de bien a la llamada del Señor, que nos llama a convertirnos en su viña, nos ayuda a entender qué hay de nuevo y de original en la fe cristiana. Esta no es tanto la suma de preceptos y de normas morales como, ante todo, una propuesta de amor que Dios, a través de Jesús hizo y continúa haciendo a la humanidad. Es una invitación a entrar en esta historia de amor, convirtiéndose en una viña vivaz y abierta, rica de frutos y de esperanza para todos.»
(Ángelus de S.S. Francisco, 8 de octubre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy visitaré alguna capilla, orando algunos minutos en acción de gracias por lo que Cristo hizo por mí en la cruz.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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