Viernes 28 de diciembre de 2018 – ¿Qué piensa este hombre?
Santos Inocentes, mártires
H. Jorge Alberto Leaños García, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Después de la llegada de la Navidad, quiero ponerme en tu presencia para poder contemplar profundamente este gran misterio. Dame la gracia de ver lo que quieres que vea, escuchar lo que quieras que escuche y entender lo que Tú quieras que entienda.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-18
Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su Madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado.
Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por su hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.
Palabra de Dios.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Acabamos de vivir el gozo del nacimiento de Jesús, en un ambiente de alegría y paz. Sin embargo, ahora nos encontramos en un momento diverso y contrastante. La luz que nos ha nacido se ve amenazada por las tinieblas del egoísmo y del odio.
¿Qué habrá pensado el hombre a quien Dios escogió para cuidar al recién nacido y a la madre? ¿Qué habrá pasado por su mente cuando de repente surgió una persecución contra su hijo, un bebé recién nacido? ¿Cuál habrá sido su reacción al ver la injusticia y el odio que llevó a la muerte de tantos inocentes?
Él, que había contemplado la bella escena de Belén unos días antes, ahora se ve envuelto en una situación delicada y amenazadora para su familia. Cuan difícil debió ser para san José esta situación, en donde la oscuridad parecía querer acabar con la luz. Sin embargo, con su fe y confianza en Dios salió adelante, recordando la misión que le había sido encomendada y todo lo vivido en esa noche en donde la luz entró al mundo con el nacimiento de Jesús.
De manera semejante, nuestra vida es un constante cambio entre la contemplación y la vida cotidiana; entre nuestra vida de oración y la realidad herida por el pecado; entre el mirar tranquilamente al niño Dios y el caminar entre la persecución que busca destruir el recuerdo de esta noche. A imitación de san José, vayamos por la vida recordando constantemente el gozo que hemos encontrado en aquella «Noche Buena».
«¿Recuerdan lo que escribe san Mateo en su Evangelio, cuando nos cuenta que Herodes, en su locura, había decidido asesinar a Jesús recién nacido? ¿Cómo Dios le habló en sueños a san José, por medio de un ángel, y le confió a su cuidado y protección sus tesoros más valiosos: Jesús y María? Nos dice San Mateo que, apenas el ángel le habló, José obedeció inmediatamente e hizo cuanto Dios le había ordenado: “Se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, y se fue a Egipto”. Estoy seguro de que así como san José protegió y defendió de los peligros a la Sagrada Familia, así también los defiende, los cuida y los acompaña a ustedes. Y con él, también Jesús y María, porque san José no puede estar sin Jesús y María.»
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de septiembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy tomaré unos pequeños momentos del día para contemplar al niño Jesús, a María y a san José y ver en ellos todo el amor y ternura de Dios por la humanidad.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.