Viernes 28 de febrero de 2020 – Hacer del Amor una realidad.
H. Juan Diego Ballesteros, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dios mío, creo en Ti, aumenta mi fe. Confío en tu divina Providencia, aumenta mi confianza en Ti. Te amo, enséñame a amarte cada día más y más. Amén
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-15
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?” Jesús les respondió: “¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
A través de esta lectura sagrada, Jesús, el Dios hecho hombre, quiere que nos desapeguemos del deseo del «hacer», tan natural en la humanidad, para comenzar a desear el «estar» que tanto nos cuesta. Muchas veces pasamos cada día, cada momento, preguntándonos qué más podemos hacer por Dios, o por nuestros seres queridos. Queremos, deseamos, anhelamos desde lo más íntimo de nuestro ser el estar en acción, el hacer algo, el producir, para así poder ver el fruto de nuestro trabajo. Esta misma concepción la tenían los discípulos de Juan quienes le preguntan, en otras palabras: ¿Por qué tus discípulos no hacen algo externo como nosotros y los fariseos lo hacemos?
Es en la respuesta del Divino Maestro donde descubrimos lo que verdaderamente es prioritario en el Sagrado Corazón de Jesús, esto es el «estar». Jesús no menosprecia el hecho de ayunar, o sea el estar haciendo, pero dice que lo más importante es el estar con el novio, con Él.
Este «estar» con el Maestro ha de ir sumergido en el amor, y de este amor mutuo surge el «hacer» como respuesta de amor para con aquel que tanto amor nos tiene.
«Dentro, él mismo ha dicho que está todo sucio, pero por fuera se hacen ver como justos, como buenos: a ellos les gusta pasear y dejarse ver bien elegantes, ostentar cuánto rezan y cuánto ayunan, cuánta limosna dan. Pero, todo es aparentar, aparentar, pero dentro del corazón no hay nada, no hay sustancia en esa vida, es una vida hipócrita: es decir, como dice la palabra, abajo está la verdad y la verdad es nada. Y por esto, es sabio el consejo de Jesús delante de esta gente: haz lo que dicen porque dicen verdad, pero no lo que hacen porque hacen lo contrario. De hecho, estos maquillan el alma, viven del maquillaje: la santidad es un maquillaje para ellos. Sin embargo, Jesús siempre nos pide ser veraces, pero veraces dentro del corazón: y si algo aparece, que aparezca esta verdad, la que está dentro del corazón.»
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de octubre de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Dulce Jesús de mi alma, Tú sabes cuánto me cuesta muchas veces el dejar de hacer para estar. Esto me cuesta porque en el hacer puedo ver los frutos materiales de mis acciones, y esto me complace, pero en el estar los frutos son espirituales, nos los puede ver y poca es mi fe. Jesús, Señor y Dios mío, no tengas en cuenta mi debilidad, mas por el contrario, observa el deseo ardiente de mi corazón de verdaderamente amarte.
Jesús bondadoso, muchas veces no sé que decirte, tantas otras me parece que cuanto hago no tiene valor alguno, por eso ven en mi auxilio, ayúdame, y que te baste mi presencia. Quiero estar frente a Ti en el sacramento eucarístico, porque sé que te has quedado allí por puro amor hacia mí. Te has quedado solo para que te pudiese visitar; te has quedado mudo para que te pudiese hablar; te has quedado tan sencillo y humilde para que no tuviese miedo de acercarme a Ti, lleno de mis miserias y pecados; te has quedado realmente presente en el Sacramento para ser mi manjar y poder, así, tener una perfecta unión de nuestras almas sedientas una de otra. Gracias, mi Jesús, te amo.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, en lugar de hacer algo por Dios, intentaré estar en su presencia.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.