Viernes 29 de octubre de 2021 – Ríos de agua viva
H. Cesar S. Vargas Cubides, LC.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria
Señor dame la gracia de entender tu Palabra, de conocer lo que quieres que haga hoy por ti, y así pueda amarte más.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 14, 1-6
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.
Jesús se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los letrados y fariseos, preguntó:
-¿Es lícito curar los sábados, o no?
Ellos se quedaron callados.
Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.
Y a ellos les dijo:
-Sí a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?
Y se quedaron sin respuesta.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Al leer este pasaje del Evangelio podemos llegar a pensar que estamos delante de una escena preparada por parte de los fariseos, pues ellos invitan a Jesús a comer en sábado y justamente estaba allí una persona Hidropática, es una escena perfecta, casi de película pues de nuevo lo quieren poner a prueba, pero en esta ocasión hay que fijarse en la figura del hombre con Hidropesía. Hoy en día sabemos que la Hidropesía, es la retención de líquidos, y que no es una enfermedad propiamente, sino la condición que se da como síntoma o signo clínico por una enfermedad ya sea del corazón, los riñones, etc.
Ahora bien, tal vez esta persona estaba más que reteniendo líquidos en su cuerpo, tal vez, este hombre estaba reteniendo odios, rencores, inseguridades y tantas cosas que en el día a día podemos ir cargando. Hoy, Jesús nos quiere sanar de esta enfermedad de estar acumulando tantas cosas en nuestro corazón, en nuestro cuerpo. Hoy vayamos a los pies del Señor para que sea Él quien nos cure, nos libere de toda agua estancada que podamos tener y así fluya por nosotros su agua que da vida, el agua que Él prometió darnos: “El que cree en mí, como dice la Escritura: ‘De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva’”.
«Precisamente esta relación con la persona enferma encuentra una fuente inagotable de motivación y de fuerza en la caridad de Cristo, como demuestra el testimonio milenario de hombres y mujeres que se han santificado sirviendo a los enfermos. En efecto, del misterio de la muerte y resurrección de Cristo brota el amor que puede dar un sentido pleno tanto a la condición del paciente como a la de quien cuida de él. El Evangelio lo testimonia muchas veces, mostrando que las curaciones que hacía Jesús nunca son gestos mágicos, sino que siempre son fruto de un encuentro, de una relación interpersonal, en la que al don de Dios que ofrece Jesús le corresponde la fe de quien lo acoge, como resume la palabra que Jesús repite a menudo: “Tu fe te ha salvado”». (S.S. Francisco, Jornada Mundial del Enfermo 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Encomendaré hoy a Dios a mis familiares enfermos, y tendré especial cuidado y atención a ellos si los veo hoy.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.