vino nuevo presencia

Viernes 7 de septiembre de 2018 – Vino nuevo, odres nuevos.

H. Rubén Tornero, L.C.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este momento de intimidad que podemos tener. Te agradezco por todo el amor que me has tenido al elegirme, ya desde antes de la creación del mundo para ser tu hijo, y llegar un día a gozar contigo en la eternidad. Tú conoces mi miseria y sabes cuánto necesito de tu ayuda para lograr el fin para el cual me has creado: ser feliz. Dame las gracias que necesito, en  la medida en que las necesito.
Te pido que no me dejes caer en las tentaciones que el día de hoy tendré, y te suplico que acrecientes en mí el fuego de tu amor, de manera que lleve a los demás a encontrarse contigo y llegar así, todos juntos, a la felicidad eterna que nos tienes preparada. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 5, 33-39
En aquel tiempo, los fariseos y los escribas le preguntaron a Jesús: “¿Por qué los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oración, igual que los discípulos de los fariseos, y los tuyos, en cambio, comen y beben?”.
Jesús les contestó: “¿A caso pueden ustedes obligar a los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos? Vendrá un día en que les quiten al esposo, y entonces sí ayunarán”.
Les dijo también una parábola: “Nadie rompe un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque echa a perder el nuevo, y al vestido viejo no le queda el remiendo del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres se echan a perder. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos y así se conservan el vino y los odres. Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta uno nuevo, pues dice: ‘El añejo es mejor’ ”.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús, hoy te preguntan por qué tus discípulos no ayunan ni oran a menudo… y Tú les respondes diciéndoles que es porque el novio está con ellos. Tú eres el novio… ¡Y también estás conmigo!
Cuántas veces, Jesús, he pasado por alto tu presencia. He vivido en una Cuaresma sin Pascua, en un constante círculo de humo que no me permite alegrarme por tu presencia. Me he dejado llevar por las dificultades, por los proyectos, alegrías, lágrimas y desilusiones, olvidando que siempre, y en todo momento, has estado a mi lado. Jamás me has dejado solo y nunca lo harás.
Me das el vino que es capaz de causar la mayor alegría de mi corazón: el vino de tu presencia en mi alma. Gracias, Jesús, por este inigualable don. Dame el odre de un rostro nuevo, alegre y radiante, que sea faro para este mundo tantas veces inmerso en la tristeza y el pesimismo o en las alegrías desechables, y ayúdame a vivir de tal manera, que las personas que me vean, puedan encontrar al menos un pálido reflejo de la felicidad que Tú nos tienes preparada.

«Dios continúa poniendo en circulación el “vino nuevo” de su viña, es decir, la misericordia: este es el vino nuevo de la viña del Señor: la misericordia. Hay solo un impedimento frente a la voluntad tenaz y tierna de Dios: nuestra arrogancia y nuestra presunción, ¡que se convierte en ocasiones en violencia!»
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de octubre de 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscare vivir alegre por la presencia de Jesús en mi alma.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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