«Mi vida debe tener un sentido, y ese sentido me lo daba Dios» – Votos definitivos de Ricardo Vélez, laico consagrado del Regnum Christi

Ricardo Vélez Hernández, un joven originario de la Ciudad de México, emitió sus votos definitivos como Laico Consagrado del Regnum Christi en Monterrey, Nuevo León.

Hace ocho años comenzó su caminar por la sociedad de vida apostólica, pasó por el periodo de formación del candidatado y posteriormente emitió sus votos temporales. Ahora comienza un nuevo proceso en el que, con la bendición de Dios, el apoyo de su familia y todos los que forman parte del Regnum Christi; desea dar cumplimiento a la misión que ha sido llamado.

Conversión de convicción

Durante su último año de preparatoria llegó a cuestionarse el sentido de su vida. Él mismo cuenta cómo las cuestiones de fe eran un asunto de carácter social, más que de convicción y amor a Cristo. Esto desencadenaba una serie de complicaciones en su vivir y en las decisiones que tomaba.

Ricardo recuerda conocer poco sobre la vocación de laico consagrado, pero después de ese proceso de autorreflexión decidió ser Colaborador del Regnum Christi.

Gratitud

Su vida como laico consagrado, dentro del proceso de candidatado y votos temporales, la resume en una sola palabra: gratitud; con el Señor, con sus hermanos consagrados, y con toda la familia del Regnum Christi.

Ha sido todo un proceso para conocer más a Dios, interiorizar en la vida de Jesucristo y en ese llamado personal, íntimo y lleno de amor; para salir al mundo de hoy a anunciar el Evangelio a través del testimonio, la santificación en el trabajo, la donación de sus talentos y la vivencia de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia.

Gratitud por que el Señor le ha permitido conocerse mejor, afianzar su vocación como un regalo especial.

La inspiración de Ricardo: la vida oculta de Jesús

Durante 30 años Jesús permaneció oculto, antes de comenzar su vida pública. Era uno más en el pueblo, hijo de José el carpintero y de María. Aprendió un oficio, participaba de las tradiciones, pero seguía siendo el Hijo de Dios.

Esta etapa de Jesús mueve el corazón de Ricardo en la búsqueda por imitarlo. Destaca tres elementos:

Pobreza, ya que nada le pertenecía durante su vida en Nazaret. Castidad, toda su vida estuvo entregado al Padre. Obediencia, ya que estaba sometido a la voluntad de la Santísima Virgen María y de San José.

Sus votos definitivos

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