Yo les doy la vida eterna (Jn 10,27-30)

Evangelio: Jn 10, 27-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás: nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno».

Fruto: Dejarme interpelar por la acción de Dios que me invita a formar parte de su rebaño.

Pautas para la acción
Los Apóstoles son pastores de almas. El buen pastor está siempre atento a sus ovejas, las cuida, las protege ante los enemigos que las puedan dañar. Ya desde el Antiguo Testamento, Dios es conocido como el «Buen Pastor» y ante quien «nada me faltará». Esta imagen del buen pastor tiene su plenitud en Cristo.

1. Jesús conoce a las ovejas y las ovejas conocen su voz
Dios me conoce bien. Y mi conciencia, sagrario del alma, percibe la voluntad de Dios por medio de la ley natural. Sólo una conciencia adormecida preferiría escuchar otras voces más acordes a sus pasiones desordenadas que a la ley moral. Cristo ama a cada una de sus ovejas, me ama a mí de manera personal y única. ¿Cuál es mi respuesta de amor?

2. Cristo da la vida por las ovejas y no perecerán
La Pascua nos demuestra que Cristo ha dado su vida por cada uno de nosotros, por amor. ¿Qué somos en medio del universo? ¿Por qué Dios manifiesta tanto amor por criaturas insignificantes y caducas? ¿Qué es el hombre comparado con la inmensidad del universo? ¿Por qué Dios se preocupa tanto por el ser humano? Por amor… sólo el amor gratuito de Dios responde a la predilección hacia las personas. Pero en nuestros días esto parece no significar nada. Las personas quieren vivir como si Dios no existiera. «No creo» o más bien: «no quiero que Dios sea el dueño de mi vida porque me incomoda, yo quiero disfrutar sin límites». Una realidad muy ingrata ante un amor como el de Cristo que da su vida por nosotros.

3. El Señor es mi pastor, nada me faltará
La reflexión de hoy nos lleva a considerar a Dios como Aquel que mira por mí, por mi salvación eterna. Él provee todo lo necesario durante mi vida para que no me falte la gracia para llegar a Él. Para conocerlo y amarlo. ¿Qué impide que tome en serio mi relación con Dios?

Propósito: Rezaré un misterio del Rosario pidiéndole a la Sma. Virgen que me ayude para que Dios entre en mi vida.

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