Regnum Christi Internacional

Lunes 22 de marzo de 2021 – Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta.

hay un espacio de esperanza

H. Francisco J. Posada, L.C.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Dios mío, Tú que eres todopoderoso, y de una manera misteriosa me escuchas y haces lo que te pido, dame la gracia de reconocerme pecador y confiar en tu infinita misericordia y amor de Padre bondadoso.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 8, 1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos y al amanecer se presentó de nuevo en el templo, donde la multitud se le acercaba; y él, sentado entre ellos, les enseñaba.

Entonces los escribas y fariseos le llevaron a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola frente a él, le dijeron: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos manda en la ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?”.

Le preguntaban esto para ponerle una trampa y poder acusarlo. Pero Jesús se agachó y se puso a escribir en el suelo con el dedo. Pero como insistían en su pregunta, se incorporó y les dijo: “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra”. Se volvió a agachar y siguió escribiendo en el suelo.

Al oír aquellas palabras, los acusadores comenzaron a escabullirse uno tras otro, empezando por los más viejos, hasta que dejaron solos a Jesús y a la mujer, que estaba de pie junto a él.

Entonces Jesús se enderezó y le preguntó: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado?”. Ella le contestó: “Nadie, Señor”. Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar”.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús enseñaba una nueva forma de ver la relación con Dios que difería de una visión legalista y a veces cruda con la realidad personal, como es el caso en este Evangelio. Jesús enseña y, por lo tanto, da principios para guiar nuestras vidas y así poder llegar a Dios, quien colma todos nuestros deseos (aunque no lo creas).

Ante la situación particular de la mujer adúltera es importante resaltar el no dejarnos llevar por un relativismo moral, el puedo hacer lo que sea al fin y al cabo Dios me perdona. Es muy diferente la actitud de Cristo quien refleja el verdadero amor de un padre para con sus hijos. Reconoce que la mujer ha obrado mal, pero no toma la vía corta de castigar al pecador, que en este caso era la muerte. Él toma cartas en el asunto, en primer lugar, haciendo que los jueces reflexionen en su propia vida porque nos es muy fácil juzgar a los demás, pero cuando somos nosotros los que somos juzgados, no tomamos ninguna piedra. Todos somos pecadores, unos más que otros, por lo que debemos reconocernos débiles y comprensivos con las personas que caen en pecado. Dios quiere que se conviertan y no que mueran pues todos son sus hijos.

Un hijo puede hacer muchísimo mal e incluso ser malo con las personas a las que debería amar más, sus padres. El amor de un padre va más allá del castigo y ama hasta el final, no importa que el hijo lo odie, un padre o una madre lo siguen amando. En todo escenario, como el que presenta el Evangelio, hay un espacio de esperanza para la conversión de la persona. Nadie está totalmente determinado por su pecado, siempre se puede cambiar, ¡no lo olvides!

«¿Qué hace el Señor con esta gente? Salva a la mujer inocente, le hace justicia. Perdona a la mujer pecadora. A los jueces corruptos los condena; a los hipócritas los ayuda a convertirse, y ante el pueblo dice: “Sí, ¿de verdad? El primero de vosotros que esté sin pecados, que tire la primera piedra”, y uno tras otro se van. Tiene algo de ironía, el Apóstol Juan, aquí: “Ellos, al oír estas palabras, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos”. Les deja un poco de tiempo para que se arrepientan; a los corruptos no los perdona, simplemente porque los corruptos son incapaces de pedir perdón, ha ido más allá. Se ha cansado… no, no está cansado: no es capaz. La corrupción también le ha quitado la capacidad que todos tenemos de avergonzarnos, de pedir perdón. No, el corrupto está seguro, sigue adelante, destruye, explota a la gente, como a esta mujer, todo, todo… sigue adelante. Se pone en el lugar de Dios.»

(Homilía de S.S. Francisco, 30 de marzo de 2020).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Rezar por mis papás de forma especial hoy como agradecimiento por todo lo que me han dado, especialmente los regaños.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

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