En el marco del Jubileo de los trabajadores, que se lleva a cabo del 1° al 4 de mayo, un miembro de la oficina general de servicios (OGS) del departamento de tecnologías de la información (DTI), en Monterrey, Nuevo León (México) nos comparte su experiencia personal trabajando para la organización. Se trata de Magdalena Juárez Zapata, mejor conocida como “Maju” por sus compañeros de trabajo. Lleva 23 años laborando en el ámbito digital, donde se encarga de desarrollar sistemas web y plataformas para apoyar la evangelización. Su experiencia se entrelaza con la fe, el trabajo en equipo y los cambios que ha vivido tanto en la organización como en su vida personal. A través de sus palabras, conocemos una experiencia que va más allá de las tecnologías y los códigos informáticos: una vivencia espiritual y humana que sigue contribuyendo al servicio de la Iglesia.
De Monclova, México, a la expectativa de trabajar para una organización católica
Maju nació en Monclova, Coahuila (México), y es la mayor de tres hermanos. Su familia ha sido un pilar importante en su vida. En 2013, se casó con Alejandro Guerra y tienen un hijo, Alex, que hoy tiene 7 años.
Con 23 años trabajando para OGS, Magdalena destaca que, al mirar hacia atrás, reconoce que su labor ha sido algo más que un empleo: ha sido un camino de crecimiento personal y espiritual. Cuando comenzó en la institución, no tenía experiencia previa de trabajar para una organización católica y lo que más le sorprendió fue la integración de la espiritualidad en el día a día laboral: el rezo diario del Ángelus, las imágenes religiosas en diversas partes de las oficinas y una vivencia especial entre los compañeros. No obstante, con el tiempo, esa espiritualidad comenzó a marcar una diferencia importante en su vida, no solo en su trabajo, sino también en su familia.
Creciendo en la fe a través del trabajo
La convivencia diaria en un ambiente laboral permeado por la fe ha tenido un impacto positivo en Maju. Trabajar en una organización que promueve los valores católicos le ha permitido nutrir su vida espiritual de maneras que no había imaginado. La presencia de un capellán, las misas mensuales, las reflexiones evangélicas semanales y celebraciones como las posadas, le han ayudado a reforzar su fe, transmitiéndola también a su familia. Magdalena subraya que el día a día le ha proporcionado un espacio de crecimiento personal y comunitario que va más allá de las actividades laborales.
«El Año Jubilar me invita a renovar mi fe y a acercarme más al amor de Dios. La partida del Papa Francisco me entristece, pero siento paz al pensar que ahora está descansando al lado de Dios».
A lo largo de estos años, su trabajo ha contribuido directamente a la evangelización más allá de una oficina. «Cada tecla que presiono lleva la Palabra de Dios a más personas», recuerda que esa fue la frase que un padre le dijo cuando ella empezaba a trabajar. Esa afirmación sigue resonando en su mente, motivándola a continuar su labor con dedicación, sabiendo que lo que hace no solo tiene impacto en el ámbito digital, sino que también colabora con la misión evangelizadora de la Iglesia en diversas partes del mundo.
La trayectoria dentro de la organización no ha sido exenta de cambios. Durante estos años ha habido cambios favorables significativos. Maju ha sido testigo de la resiliencia institucional que les ha permitido adaptarse a las circunstancias. Para ella, estos procesos de cambio le han enseñado una valiosa lección: siempre hay espacio para mejorar y la capacidad de adaptarse es clave para avanzar.
El crecimiento del departamento de sistemas, que inició con pocos miembros y ha crecido hasta convertirse en un equipo robusto, también refleja el compromiso de la institución con la innovación. Ella destaca cómo, en la actualidad, la organización se mantiene actualizada en cuanto a tecnología, siempre con el objetivo de seguir apoyando la labor evangelizadora.
Un trabajo que trasciende fronteras
A lo largo de estos años, Magdalena ha dedicado su tiempo y esfuerzo a atender solicitudes de diversas partes del mundo. En un entorno tan multicultural, donde las necesidades y las vocaciones son diversas, ella es consciente de que su trabajo tiene un alcance internacional. El hecho de que el trabajo que realizan en equipo ayude a generar becas para estudiantes, vocaciones para sacerdotes, consagradas y laicos consagrados, así como recursos para proyectos sociales le otorga una motivación constante para dar lo mejor de sí misma.
Aunque todo este esfuerzo muchas veces se realiza «en lo oculto», el equipo de sistemas celebra sus logros en conjunto, reconociendo que el verdadero propósito de su labor es contribuir a la evangelización. Para ella, este propósito la impulsa a seguir adelante, sabiendo que su esfuerzo tiene un impacto mayor.
«Sabemos que el trabajo de la mayoría de las personas que estamos en sistemas siempre es más oculto, y nos notamos más cuando hay alguna falla, pero lo equilibramos celebrando nuestros logros en equipo, con los compañeros que se han vuelto amigos, y pues sobre todo, no olvidando que el propósito de estar aquí es aportar a la evangelización».
Finalmente, al reflexionar sobre su tiempo en la organización, Maju ofrece un consejo a quienes comienzan en su vida laboral en las oficinas de Monterrey: tomar como base los valores que sostienen a la organización. «Trascendencia, excelencia, centrados en las personas, adaptación pertinente y colaboración» son los principios que considera fundamentales para trabajar con pasión. Estos valores no solo se aplican a las cuestiones técnicas, sino que también enriquecen el ámbito personal y espiritual, haciendo que cada día de trabajo tenga un propósito claro y significativo.
Este «Jubileo de los trabajadores», es una oportunidad para dar gracias a Dios por la labor de Maju, de todo el personal de OGS y de todos aquellos que ponen sus talentos profesionales en diversas partes del mundo a favor de la evangelización.
