Regnum Christi Internacional

Sábado 15 de abril de 2023 – «Otro regalo pascual: La misión»

Paulina Tena González Méndez, CRC 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén. 

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino! 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) 

Jesús, quiero recibirlo todo de ti. Me pongo en tu presencia y abro todos mis sentidos interiores y exteriores para poder percibirte. Me confío a ti y a tu acción en mi vida. Te alabo y te bendigo por el triunfo de tu resurrección. Que esta oración sea para gloria del Padre y por… (di aquí el nombre de la persona por la que quieras pedir) 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 9-15 

Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando. Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron. Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando a una finca. También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron. Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”. 

Palabra del Señor. 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio 

¡Qué regalo tan grande ser tu apóstol! Dándote es como te recibo. Mi fe se fortalece cada vez que te predico y, puedo experimentar tu presencia que me impulsa cuando necesito el valor para dar testimonio de ti.  

Me pides “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio”. ¡A todo el mundo! Al que conozco y al que no; al lejano y al cercano; al afable y al duro; al creyente y al incrédulo… a cada uno según su propio lenguaje, según el lugar en el que está parado en su experiencia de fe. Pero siempre con amor y con la alegría de la vida recibida por ti.  

Predicar el Evangelio es predicarte a ti: La Palabra. La Buena Noticia, que cuando toca nuestras vidas las transforma y llena de sentido. La noticia de que soy hijo muy amado, que has vencido el mal a base del bien, que eres el camino que me orienta, la verdad que sacia, el amor que llena. Eres la escuela de la plenitud que se encierra en aprender a amar como Tú. 

Me invitas a proclamarte con mis palabras, pero sobre todo con mi vida. Viviendo la misión te experimento vivo y colaboro para que otros te experimenten así. Gracias por tu resurrección, gracias por quedarte presente en tu palabra, la Eucaristía y mis hermanos. Gracias por extender esta presencia viva a través de tus apóstoles que hacen presente el Reino. Gracias, Jesús. Me quieres vivo y tú me das vida. 

«Un anuncio renovado ofrece a los creyentes, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y una fecundidad evangelizadora. En realidad, su centro y esencia es siempre el mismo: el Dios que manifestó su amor inmenso en Cristo muerto y resucitado. Él hace a sus fieles siempre nuevos». (S.S. Francisco, Evangelii Gaudium n. 11). 

Diálogo con Cristo 

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. 

Propósito 

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. 

Hoy ve y predica el Evangelio de la forma que el Espíritu Santo te inspire. 

Despedida 

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén. 

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino! 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros. 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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